Avi, aquella primera noche en la casa muy extraña. Como mantener una relación my íntima con un completo desconocido y no sentirte cómodo. Todo estaba tan desordenado y disperso que intenté ser lógica y amontonar las cosas por habitaciones. Entre aquel kaos absoluto de maquinas de coser, material de oficina, mesas, tejidos, patrones, sartenes etc. no conseguía encontrarme a mi misma y lo único que me limitaba a buscar era incienso.
Aquella nueva mañana era fin de semana y Umuganda. El último sábado del mes. Para la cultura ruandesa es una mañana que hasta las 13 horas cada familia dedica a limpiar su barrio junto con el resto de vecinos. Y porque os cuento esto, pues porque eso hizo mucho más complicado encontrar refuerzos para mover las cosas.
Marc estaba aún en España. Sin su apoyo, me limité a hacer de “gallina sin cabeza” y correr de arriba para abajo. El laborable lunes ya estaba pisándome los talones.
Como en aquellas pesadillas en las que corres porque el malo “sin cara” te persigue pero no consigues avanzar, yo ordenaba.
Para dar más ambiente, el propietario de la casa había decidido cambiar el techo siguiendo una nueva legislación ruandesa de aquellas que se sacan muy de repente y de la manga. No nos dio demasiados detalles pero nos señaló las tuberías para que viéramos lo viejas que estaba así como las goteras de dentro. Empezaron deprisa pero no ayudaba mucho tener los martillos de unos nueve obreros picando encima de mi cabeza desde las 6 de la mañana hasta que el sol se escondía.
Y el domingo llegó. Empezaba a atardecer y yo estaba sentada en el sofá del salón pensando cuales serían mis siguientes movimientos y entonces alguien llamó a la puerta. Salí a abrir y un hombre vestido de “dominguero relajado” con una cámara de fotos en la mano se presentó. Era el vecino italiano, parecía bastante aturdido y llamó enseguida a Ronny, el técnico de la obra:
- TTeneis idea de lo que estáis haciendo?
RoRonny miró algo sorprendido y contestó sí intentando no dudar demasiado. Explicó que estaban cambiando el techo y que solo les quedaba un tercio.
- E Estáis destruyendo a martillazos un techo de asbesto. Los asbestos son fibras altamente contaminantes y las estáis esparciendo por todas partes. Hay que humedecer las placas y después con mucho cuidado sacarlas intentando que no se rompan. Mi familia vive ahí, tengo niños de 8 y 10 años y si es necesario llamaré a la policía.
Yo permanecí a su lado con cara de gilipollas intentando procesar la información. Le dije que no estaba al corriente pero que hablaría con el propietario y le llamaría de vuelta para ver qué solución podíamos encontrar.
Marc cogió el primer avión para venir a Ruanda. Yo llamé a mi madre desde un café mientras leía acerca de asbestos en google. Siguiendo las indicaciones de la familia cogí un trapo húmedo, me tapé la boca y entré en la casa para coger algo de ropa, documentos para trabajar y mis dos perras. Aterricé en mi nuevo refugio, casa de mi amiga Bonny. Día, noche y esa parte de la vida dedicada a las pesadilla, rondaría por nuestras cabezas una única pregunta; ¿cómo se limpian los asbestos?