Wednesday, September 27, 2006
KIGALILIFE
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Combatir la ignorancia que es el origen de la pobreza
Tujijurane nace en 1998 en uno de los barrios más pobres de Kigali, Kacyru. Nace del valiente deseo de combatir la ignorancia ofreciendo formación de calidad a personas cuyo nivel económico nunca podría pagarla.
Despierta con 20 miembros, mayoritariamente mujeres. Madres de familia con afán de superación y sueños que se repiten, sueños en los que un día consiguen ganarse la vida; trenzando cabezas, fabricando jabón con aceite de palma, moldeando jarrones de arcilla, cosiendo uniformes escolares ... Hoy 140 madres han encontrado esa manera de ganarse la vida mientras sus hijos estudian en la guardería de la asociación.
Hoy Tujijurane cuenta con más de 270 miembros repartidos en los distintos talleres de formación y la guardería de infancia.
a. Taller de costura: 36 miembros
b. Peluquería: 20 miembros
c. Taller de artesanía: 20 miembros
d. Taller de alfabetización: 32 miembros
e. Taller de danza tradicional: 22 miembros
f. Guardería de infancia: 128 niños, 7 trabajadores
Tujijurane trabaja cada día para seguir desarrollándose. Los taller se están quedando pequeños y los niños crecen, crecen con la necesidad y el nivel suficiente para empezar su formación primaria. En enero del año que entra, la asociación habilitará sus espacios para comenzar con los tres primeros niveles de escolarización primaria.
Cuando entras en Tujijurane, en una esquina discreta puedes ver un póster grande y muy envejecido en el que un arquitecto un día dibujó el plano para un colegio primario. Encima del plano, con letras irregulares cargadas de humildad puedes leer: “Our dream” - nuestro sueño – Si algún día le preguntarais a Antoinette Mukakalisa, creadora y Presidenta de la asociación Tujijurane, por ese sueño, te miraría fijamente a los ojos con emoción de lágrimas cerradas en un puño y te contestaría:
“Sé que algún día llegará, con dulzura, poquito a poco, llegará. Estaremos esperando”.
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mille collines
A nuestra pequeña familia del taller se han unido porfín todos los familiares. Hoy una gran familia trabajando en equipo para pulir las producciones y sacarles brillo. Nuestras tias de la región de Gitarama están trabajando con mucha delicadeza los botones que llevarán muchas de nuestras prendas. El abuelo del estaño envia a Butare (segunda ciudad de Ruanda) las primeras creaciones que se trabajaran entre manos y larga paciencia. Nuestra madrina Agnes dirije la asociación de bordadoras y los padrinos curten el cuero de vaca y cabra en la fábrica de Nyamirambo en Kigali.
Nuestra familia del taller central va creciendo con sigilo. La llegada de Carlos contagió la de Venant, un costurero limpio en palabras. Igual de discreto cosiendo que existiendo. Un rombo de cuatro hojas. A cuatro semanas de la meta ya hemos fijado con pegamento imedio los equipos de “Mille collines”.
Hoy queremos darle las gracias a “che vendant” el restaurante que ha llenado nuestros buches la mayoría de los días y nos ha hecho sentir como en casa. Agradecemos su extenso menú, extenso en variedad y no en posibilidad; 5 platos salvables y muchas bebidas con las que combinarlos. Gracias por el “pollo garni” a la barbacoa y por su color a pollo (pollo de esos que cojen carrerilla para caminar, método muy olvidado en el pollo español), gracias por el “avocat vinagrette” simple de vinagrette y de aguacate, gracias por la “omelette nature” para los días más sanos bañados en aceite de palma, gracias por el croque monsieur que se negó a hacerse llamar bikini (francés tenía que ser), y gracias finalmente al nuevo descubrimiento de las brochetas de “chèvre” para las que tuvimos que apostar una noche muy oscura, contaminada por la arrogante charla de Stephen y una alta dosis de cerveza Mützing 65cl rodeada de embassy, tabaco ruandés.
Recordaremos “che vendant” por la profesionalidad y el encanto de Theodor, el manager, que siempre está dispuesto a preguntarte por tu día y desearte una comida agradable. Por la dulzura y la efectividad de Ridense, nuestra camarera preferida que ya sabe que a las 12 queremos el combo de coca-cola y fanta citron. Por el resto del equipo siempre dispuesto y el que no está tan dispuesto los domingos, día de fiesta de los demás.
Y hablando de “che vendant” nos vamos para allá, es domingo por la noche y toca “brochette de chèvre” a 70 centímos de euro.
Una economia basada en la agricultura de subsistencia
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Son las 8.30 de la mañana y ya estamos sentados en el sillón de terciopelo acrílico organizando la jornada. Christoph tenía un as verde guardado en la manga. Su hermano es Carlos, el mejor costurero de la ciudad y un elemento del que había oído hablar en numerosas ocasiones con tanta admiración como miedo. Miedo porque ha escapado de la mayoría de los sitios en los que ha empezado a trabajar, arrastrado por el aburrimiento de la falta de clientela o del nivel básico de los encargos. Aprendió la costura de la mano de un sastre francés, de picada muy fina y visión vanguardista. Mucha conversación intensa con Christoph ayer por la noche.
“Carlos es una persona muy especial. Trabaja a su manera pero es un costurero excepcional, creo que este proyecto es una oportunidad muy interesante para él.”
Estamos a mitad de producción y los balanceos en barca de Claude sumado al ritmo pausado y abanicado de los africanos nos están retrasando un poco el programa. Tenemos que meter el riesgo en la cama y taparlo bien tapadito para que no se enfríe. Accedemos a conocer a Carlos.
Dos zapatitos de cuero blanco desgastado, pantalón de pinzas, camisa tirolesa y una americana de cuadros claros visten al tipo que estamos esperando. Ese es Carlos. Un personaje de estatura baja, complexión delgada y expresión cansada. Se mueve ágil y nervioso. Nos observa con más ojos de los que tiene en la cara, sobrado de humildad. Le explicamos el proyecto con mucha paciencia y dejamos que vaya entendiendo poquito de la mano de poquito. Tiene ojos de platos. Carlos puede ser el personaje perfecto para moldear las piezas de pasarela. Está dispuesto a empezar hoy mismo así que le adjudicamos una pieza de producción para probar su nivel.
El sábado, día de cobro, Carlos nos demuestra su rapidez trabajando y la calidad de la que se rodea. El taller ya conocía a Carlos, Kigali es como un pueblecito. Se ha incorporado con un apretado abrazado y un buen puñado de carcajadas nostálgicas. Sus zapatitos blancos resuenan arrastrados por todo el taller.
Un equipo nuevo se une a la expedición, se trata de la cooperativa de estaño de Ruanda. Artesanos que trabajan a mano todo tipo de creaciones en estaño 99%. La cooperativa estuvo formada por un ruandés que estudió un “stage” en Francia de artesanía orfebre y un monje benedictino especializado también en la orfebrería. Nuestro contacto es Antoine Bizimani, director de la cooperativa. Fijaremos una cita con él la semana que viene para hablarle de nuestro proyecto y de nuestras creaciones para la línea de complementos. Parece un tipo encantador y muy dispuesto.
Nuestra "caisse de couture". Fabricada en cuero, perfecta para llevar los imprescindibles: hilo, tijeras, cinta métrica, alfileres, agujas, tiza etc.
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Sentarse a tomar el fresco en la terraza de casa es congelar un momento propio para percibir muchos de los que te rodean. Juegas al escondite de miradas con todos aquellos que a su vez han congelado sus momentos y te estan observando. ¿Quién observa a quién?
Sombrillas cuatricolor del restaurante ugandés de debajo se pliegan y despliegan durante todo el día. En segunda línea, una obra que lleva tres meses sin evolucionar es siempre cómodo asiento para un buen puñado de peones que consumen sus dias colgados de andamios de madera esperando un milagro. Desde aquí se puede ver la inmensidad de esta ciudad. Sus colinas nos regalan una panorámica de contrastes que mis ojos han aprendido a embellecer. Por el cielo planean los centinelas de la ciudad; astutos halcones que vigilan cada rincón. Si eres afortunado puedes presenciar la espectacular escena. Uno de los centinelas divisa una presa potencial y se lanza en picado desde 20 metros de altura para cazarla. Balas. Sobre las 8 de la mañana se levanta el viento y comienza a bailar nuestra colada pendiente de un cable. Momento de descongelarse y bajar al taller.
África es el continente más pobre del mundo. No lo es por casualidad ni por azar. Es un continente tan rico en oportunidades como en mentalidades carentes de cultura, perspectiva y responsabilidad. El proyecto se ve amenazado cada dia por dichas carencias y hay que luchar con destreza para sortearlas o enderezarlas.
Claude es indisciplinado, la irresponsable y la vago. Un costurero altamente cualificado, probablmente uno de los mejores costureros del taller pero como ocurre con muchísimos africanos no conoce la profesionalidad; constancia, responsabildad, disciplina y una visión que viaje más allá de cubrir la comida de mañana. Son mentalidades como la de Claude las que impiden evolucionar un país y las que nublarían las ilusiones que impulsan un proyecto como este. Ingenuos, soñamos que el buen ejemplo de unos contagiará a otros. Coger carrerilla y observar de nuevo. Solo por la seriedad, la esperanza y la motivación de otros aunque sean pocos, muy pocos, merece la pena intentar cambiar algo.
(Las motos han vuelto! Siiiiiiiiiiiiii. El gobierno rectifica un error puesto que miles de trabajadores aún no habían terminado de pagar las hipótecas de sus vehículos.)
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Atraco, todo empieza con un atraco express. No de esos que aparecen en formato de media en la cabeza y cuchillo automático en mano sino de la compañía de cafeteras con ruedas (furgonetas de paleta de principios de los 90, siendo generosos) que transportan a sus pasajeros acalorados y enlatados. Ventajas: precio asequible para cualquier bolsillo. Desventajas: capacidad de 19 pasajeros, decibelios musicales a elección de Mr. Chofer, y olores apretujados e intensos. Imprescindible una bocina para espantar a los peatones multitudianarios (a veces inespantables despedidos de la carretera de un golpe) y un conductor capaz de sortear fosas en la carretera e incapaz de evitar algunas.
Con el folclore llegamos a Giseny. Provincia situada al nord-oeste del país con preciosas vistas al lago Kivu. Cojemos dos moto-taxis (legales en esta zona, fiuuu) despegamos en busca de una fábrica de cuero de coordenadas desconocidas. Paisaje espectacular, rural por todaas sus esquinas. Una carretera de tierra inclinada, bocinas de nuevo, peligrosos cruces de via y llegamos a un pequeño pueblo. “Cotagirwa: usine de cuir.” Nos adentramos en la fabrica, nuestros pasos hacen eco. No hay ni un alma tan solo un punyado de abejas y moscas, muchas moscas alrededor de trozos de cuero viejo y seco sobre maquinas polvorientas y anticuadas.
- Allo?? Allo??
Ni un alma. Por nuestra cabeza pasa la idea de una siniestra fabrica abandonada ya hace unos anyos. Negativo. La fabrica no esta abandonada solo practicamente inactiva. Aparece de la nada un individuo con poco frances a sus espaldas y muy descolocado de ver dos ‘wasungus’ aterrizar en el culo del mundo. Forman filas. Encontramos a cuatro hombrecitos trabajando desenfadados tres pedazos de monederos y unas campanas para vacas y/o bailes tradicionales. La actividad de la fabrica es tan baja que mas de la mitad de la infrastructura esta abandonada e invadida por enormes nidos de abejas. No hay demanda, el eterno problema de Ruanda. Entendemos rapidamente que no podremos contar con ellos.
Queridas madrinas. Os regalo una foto de Goma para que veiais como esta creciendo. Os informo de que ya es una perrita legal. Solo hizo falta una fugaz visita del Dr. Alphons (con muchas manos extras para ayudar ejem ejem jajaj). Ya lleva su chip, un cockatil molotov incluyendo la vacuna de la rabia y tiene pasaporte propio. Si, chillo muchisimo pero conseguimos que no se escondiera en el armario de la habitacion.
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En Ruanda nunca sabes con quien puedes chocar y debes estar siempre alerta porque todo personaje puede convertirse en una pieza más.
Tercera edición de la Expo Ruanda ’06. Paseamos con Antoinette por todos los espacios dónde ruandeses y vecinos ugandeses, tanzanos, keniatas, burundeses...nos muestran sus pequeñas industrias aún incipientes (en el caso de Ruanda principalmente) de papel de w.c, cerveza de plátano, salsa de tómate natural, nuevas tecnologías, artesanía, colchones de espuma etc.
Antoinette comparte un pequeño espacio con otra asociación para exponer los productos que se fabrican en “Tujijurane”. Es difícil vender a final de mes, nos explica, a la gente ya no le queda dinero para gastar y pasean más para divertir el ojo que para consumir. Suena música de fondo (como en casi todo punto de África), rap de la mano de un grupo ruandés jóven que canta en directo subido a una mesa-escenario. Se venden helados blancos sabor indefinido, un lujo.
Entre la muchedumbre de gente y con algún niño agarrado de la mano de Marc, una estampa ya cotidiana, aparece un personaje de ojos caídos y botas rancheras:
- “Yo hablo espagnol”
Williams. Un artista ruandés con 4 años de carrera de arte en Congo. Coleccionista de idiomas, botas rancheras y gorros de promoción. Aprende autodidacta el italiano, español, inglés y ahora en proceso de alemán y chino. Su español es buenísimo. Nos cuenta que es la primera vez que consigue aplicar el idioma en vivo y en directo, anteriormente se las ingeniaba para hablar a través de skype con algún cibernáuta espontáneo.
Despedidas varias y retorno a casa con una alfombra de raffia tirada de precio para la habitación. (Especificaciones de Antoinette: alfombra tradicional usada para consumar el amor en el suelo tras el casamiento, se ríe jjijiji es un ángel.)
La calle y una nueva tarde hacen que choquemos con Williams por segunda vez. Fijamos cita para la mañana en el taller; Williams parece el posible artista para materializar la idea de nuestro logotipo. Hasta la fecha el logotipo ha estado creciendo día a día y Williams ha resultado ser el único artista puntual y serio de toda la ciudad, fiuuuuuuuu.
Ya es uno más.
(El agua sigue de vacaciones. Esta vez ha sido la compañía Electrogaz la que nos ha cortado el acceso de tan preciado bien. Al parecer el antiguo propietario de nuestros bloque de apartamentos es un moroso en potencia de 260,000 francos ruandeses y vamos a tener que ganarnos a los repartidores de agua y luz para que entiendad que no tenemos nada que ver con ello y necesitamos agua. Hoy gestionamos el trámite. Necesitaremos suerte.)
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